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Muchos pacientes que desean utilizar el ácido hialurónico como tratamiento estético facial, acuden a las consultas pidiéndonos que les pongamos “aquí en el labio, un poquito en las arruguitas del código de barras, en las arrugas de marioneta, en los surcos nasogenianos, también me gustaría aumentar un poco los pómulos y si alcanza, en la nariz”.

Todo eso está muy bien, y aunque no somos amigos de poner grandes cantidades en una única sesión (preferimos los tratamientos progresivos), en teoría es posible, pero…..

¿sabes cuanta cantidad de ampollas de ácido hialurónico necesitas?.

Cada jeringa de ácido hialurónico para tratamiento facial, tiene SOLAMENTE un centímetro cúbico. Esto es el volumen aproximado de un guisante grandecito.

Esa cantidad da para lo que da.

No podemos pretender tratar toda la cara con esa cantidad, como tampoco podemos pretender pintar toda la casa con un bote pequeño de pintura.

 

Bastantes milagros conseguimos los médicos estéticos optimizando al máximo una jeringa para obtener el mejor de los partidos.

 

Esto sin tener en cuenta que cada zona de la cara y cada problema estético necesita unas características diferentes de ácido hialurónico. Pues, aunque es el mismo componente químico, lo encontramos con muy diversas características físicas en cuanto a densidad, tamaño de molécula, dureza, elasticidad, etc.

No se puede poner el mismo producto en las ojeras que en los pómulos por ejemplo. Con ello ya necesitamos dos jeringas si queremos tratar estas dos zonas.

Y así sucesivamente.

Y esto se refleja  luego en los presupuestos, ya que por ejemplo tratar unos labios necesitamos X euros en material, y tratar unos labios, las ojeras y los pómulos necesitaríamos X multiplicado por 4.

Como decía un compañero una vez, no se pude comprar una merluza grande, pero que pese poquito.

En resumen, que el tratamiento de múltiples zonas, requiere el consumo forzoso  de más de una jeringa de ácido hialurónico.

Se entiende, ¿no?

 

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