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Si bien la radiación solar es necesaria para el desarrollo de la vida o, como por ejemplo, para que el organismo produzca vitamina D, se sabe que una exposición prolongada provoca daños en la piel tales como eritema, fotoenvejecimiento, hiperpigmentación e incluso cáncer de piel.

Todos somos conscientes, y cada vez más, de que debemos realizar una protección de nuestra piel de los efectos nocivos de la radiación solar, pero no siempre sabemos hacerlo de la manera adecuada.
Empecemos diciendo que la simple aplicación de un factor de protección no vale para nada si este no se adapta a las necesidades de nuestra piel. Tampoco es suficiente una sola y única aplicación y sobre todo, no vale de nada aplicarlo cuando ya nuestra piel se ha “quemado”.

Existen también otros mecanismos adyuvantes que nos ayudan a esa ansiada protección, y que son los fotoprotectores orales, antioxidantes, y una adecuada hidratación.

Vamos por partes.

Fotoprotectores o filtros solares

Son productos cosméticos que ejercen su labor absorbiendo o reflejando parte de la radiación solar.
El grado de protección que son capaces de ofrecer, se basa en el llamado índice de protección, y que viene señalado con las siglas FPS y un número que indica el número de veces que el filtro sería capaz de proteger a la piel antes de su enrojecimiento. La normativa europea actual, establece este número entre el 20 y el 50.

Como utilizar el filtro solar

– Elegir siempre el adecuado a cada piel. En caso de duda es mejor empezar por un índice de protección alto en las primeras exposiciones al sol, e ir disminuyendo a lo largo de la temporada. Si vamos a realizar ejercicios en el agua, elegir un filtro resistente a la misma.
– Aplicar el producto al menos una media hora antes de la exposición, y re aplicar al menos cada dos horas. Si estamos en contacto con agua y nos frotamos con toallas, etc, la frecuencia de aplicaciones debe ser mayor.
– Aplicar el fotoprotector siempre en forma generosa y no olvidar zonas como las orejas, los tobillos y las zonas alopécicas en los varones.
– Evitar cosméticos que contengan alcohol o perfúmenes, y que puedan resultar fotosensibilizantes.
– Elegir siempre filtros solares con protección tanto a radiaciones ultravioleta A, como a radiaciones B. Las primeras son las causantes del daño profundo (cáncer) y las segundas las responsables del daño superficial (quemaduras)

Fotoprotectores orales

Existen en el mercado farmacéutico productos a base de vitaminas A, C y E, betacarotenos y luteina, que ejercen una acción protectora “desde dentro” contra los efectos nocivos de la radiación solar. Están especialmente indicados para personas con alto índice de sensibilidad, o que se queman con extrema facilidad. O bien para personas que sin llegar a extremos, desean tomar el sol con una mayor seguridad. Tienen el efecto añadido de acelerar el color bronceado de la piel durante la exposición al sol.
Pero además de estos fármacos, podemos aumentar esta acción fotoprotectora y antioxidante con el consumo de alimentos que ejercen esta acción: zanahorias, aguacates, frutos secos frutas en general y aceite de oliva. Todos ellos fuentes de las vitaminas mencionadas anteriormente.

Después de tomar el sol.

Tan importante es la protección, como la reparación del daño que inevitablemente a sufrido nuestra piel tras la exposición. Si se ha utilizado un buena protección solar y en forma adecuada, este daño es solo térmico y la piel estará solamente deshidratada en mayor o menor grado. Es importante una buena hidratación en forma también generosa de toda la piel del cuerpo y cara utilizando para ello productos emolientes adecuados.
Si ha habido quemadura leve (enrojecimiento, etc), lociones con aloe vera o dexpantenol, pueden estar indicados para la reparación de este daño térmico .
Una vez terminada la temporada de verano, en Clínica Císem aconsejamos tratar la piel con un ciclo de de mesoterapia hidratante para corregir los daños que haya podido dejar el verano.
A pesar de todo, con el cuidado adecuado, el sol es un hermoso regalo de la naturaleza y tenemos que disfrutarlo. ¡Buen verano!

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