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Aumento de mamas: ¿cuestión de vanidad?

By 8 septiembre, 2012Sin comentarios

Es bastante habitual entre algunos sectores de la población y medios de comunicación (prensa y tv), referirse a las personas que se han sometido a un aumento mamario en términos jocosos y con cierto toque de malicia. Hay también quien piensa que es un acto frívolo y propio de personas vanidosas. Incluso, hay también quien piensa que es “pecado mortal” y que sus portadoras irán directas al infierno por libidinosas. Y lo peor, algunos estamentos médicos lo consideran un acto superficial y que no se ajusta a la labor médica entendiendo por esta la atención al paciente enfermo.

Se ha cumplido en este año el 50 aniversario del primer implante mamario tal y como actualmente lo conocemos. Claro está que en este tiempo se ha depurado enormemente la técnica y las prótesis haciendo de ello un acto médico seguro. Sin embargo la intención de aumentar el pecho femenino mediante la inyección de “algo” es bastante más antigua.

En la década de 1890 se intentó con inyecciones de parafina, y en los años 20 se hicieron los primeros intentos de aportar grasa obtenida de otra parte del cuerpo (nada que ver con la actual lipotransferencia).

Todos estos actos no hacen sino responder a una necesidad por parte de la paciente que ha existido desde siempre: la necesidad de la afirmación femenina.
Una persona a quien admiro, el ilustre cirujano y maestro argentino, el Dr. Julio Ferreira, decía que si los varones pudiéramos aumentar el tamaño de nuestros genitales de la forma tan fácil que se pueden aumentar las mamas, habría largas listas de espera para hacerlo. Y es que la afirmación sexual primaria, que los varones situamos en los genitales, las mujeres la ubican en sus mamas.

De aquí que un pecho pequeño o considerado como tal por su portadora, pueda ser motivo, no siempre declarado, de conflictos sexuales y de autoestima, que tienen luego su repercusión involuntaria en la vida de pareja.

La psicóloga y psicoterapeuta de familia Roser Lladó opina que el motivo principal que lleva a las mujeres a someterse a este tipo de operación es la necesidad de recuperar o fortalecer la autoestima. La doctora asegura que «los efectos psicológicos derivados de una operación de implantes mamarios son, en la mayoría de los casos, muy positivos». Esto lo afirman también muchas de las pacientes que se han sometido a dicha intervención, y que se animan a hablar de ello.

Y es que en efecto, la mamoplastia de aumento es una intervención quirúrgica con todos sus riesgos y consecuencias, y ninguna mujer adulta, consciente, asumiría dichos riesgos si su intención fuera únicamente un cambio banal de imagen como quien se corta el pelo.
Hay mucho escondido en la psicología de una paciente que se somete a esta intervención y su intención por supuesto va mucho mas allá de “lucir mejor”, por lo que no debería de tratarse el tema con la frivolidad con que muchas veces se trata y debería al menos respetarse el campo afectivo de las personas que se someten a esta intervención.

La Organización Mundial de la Salud (OMS), en su definición de SALUD, dice que es “ el completo estado de bienestar físico, psíquico y social del individuo”. En esta definición tal vez encontremos el origen del por qué realizamos esta intervención algunos médicos preocupados por la salud de nuestros pacientes.

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