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El deseo de adquirir un bronceado con fines estéticos o de moda ha llevado a un gran aumento en el uso de cabinas solares de bronceado artificial en la mayoría de los países desarrollados. El uso de estas cabinas para broncearse sigue creciendo en popularidad, especialmente entre las mujeres jóvenes.
Las camas y cabinas utilizadas en centros de bronceado, y las lámparas de bronceado, son aparatos de bronceado artificial que pretenden ofrecer una alternativa eficaz, rápida e inofensiva a la luz solar natural. Sin embargo, hay evidencia creciente de que la radiación ultravioleta (UV) emitida por las lámparas utilizadas en centros de bronceado pueden dañar la piel y aumentar el riesgo de desarrollar cáncer de piel.

Consecuencias para la salud
La exposición a los rayos UV, ya sea natural del sol o de fuentes artificiales, como las lámparas solares, es un conocido factor de riesgo para el cáncer de piel. La corta longitud de onda UVB (280‐315 nm– nanómetros ‐)se ha reconocido desde hace tiempo como cancerígena en animales de experimentación, y cada vez hay más evidencia de que la mayor longitud de onda de los rayos UVA (315‐400 nm), que se utiliza en camas y cabinas, y que penetra más profundamente en la piel ,también contribuye a la inducción del cáncer.
La exposición adicional a UV de camas de bronceado es probable que aumente las consecuencias perjudiciales conocidas de la exposición solar UV excesiva. No hay evidencia que sugiera que la exposición UV de cualquier tipo de bronceado artificial es menos dañina que la exposición a los rayos UV del sol.

Envejecimiento de la piel, lesiones oculares y otros efectos adversos para la salud
Cualquier exposición excesiva a los rayos UV, no sólo de camas solares, puede causar daños estructurales a la piel humana. A corto plazo, este daño puede ser debido a la quemadura, la fragilidad y la cicatrización de la piel y, a largo plazo, el daño se manifiesta como fotoenvejecimiento. E l fotoenvejecimiento, es causado por la descomposición del colágeno de la piel por los rayos UV, y se manifiesta como arrugas y pérdida de elasticidad de aquélla.
Los efectos de la radiación UV en el ojo incluyen cataratas, el pterigión (aparición de un bultito blanco en la córnea) e inflamaciones de los ojos, tales como la fotoqueratitis y fotoconjuntivitis. Además, la exposición excesiva a rayos UV puede inhibir el sistema inmunológico, lo que posiblemente lleve a un mayor riesgo de enfermedades infecciosas.

Algunos tipos de piel son inadecuados para el bronceado
En base a su susceptibilidad a las quemaduras solares, los tipos de piel se clasifican en seis clases diferentes denominados fototipos (I ‐ VI). Las personas con tipo de piel I, la tienen más clara y puede no haber incluso un ligero bronceado después de la exposición repetida a una cama o cabina. En cambio, la piel sufre generalmente reacciones de quemaduras de sol.
La capacidad de los consumidores para reconocer que su tipo de piel no es adecuada para el uso de camas solares se basa su propio auto‐diagnóstico, o peor aún, en una mala experiencia de quemaduras solares. Por esta razón, la capacitación del operador de camas solares, o en su defecto, la consulta con un médico es necesaria para garantizar un diagnóstico correcto del tipo de piel.
Mientras que el tipo de piel II y superior pueden broncearse, también pueden ocurrir daños en la piel después de la exposición excesiva a los rayos UV.

Camas y cabinas de bronceado
Las camas y cabinas de bronceado emiten principalmente rayos UVA y menos UVB, los cuales pueden dañar el ADN de las células de la piel. Sin embargo, en los últimos años las lámparas de las camas solares han sido fabricadas para producir mayores niveles de UVB con la finalidad de imitar el espectro solar y la velocidad del proceso de bronceado. Mientras que los rayos UVB son conocidos por su efecto cancerígeno, y cuya exposición excesiva lleva al desarrollo de cáncer de piel, los últimos estudios científicos sugieren que la alta exposición a los rayos UVA de longitud de onda más larga también podría tener un impacto sobre la incidencia de cáncer de piel.
Al igual que con la exposición al sol, estudios recientes indican una relación entre el uso de camas solares y el melanoma maligno, así como el cáncer de piel no melanómico, como el carcinoma de células escamosas y basales.

Beneficios para la salud
Aparte de bronceado, muchas personas afirman que el uso de camas solares les ayuda a estar más relajados y tener una sensación de bienestar. Es difícil cuantificar dichas afirmaciones.
Aunque el uso de camas solares puede aumentar la síntesis de vitamina D, sobre todo del componente de los rayos UVB, para la mayoría de la población, la exposición al sol normal del día a día, proporciona la vitamina D adecuada para un cuerpo sano durante todo el año. Si las personas necesitan más vitamina D de la que el sol les puede proporcionar (por ejemplo, debido a que viven en las regiones polares o hipovitaminosis), debe complementarse con una dieta en lugar de utilizar camas solares.
Sólo en casos muy excepcionales y específicos, y bajo supervisión médica, debe considerarse el uso de las camas y cabinas de bronceado. Dispositivos médicos de rayos UV se utilizan con éxito en el tratamiento de ciertas enfermedades de la piel, como la dermatitis y la psoriasis. Estos tratamientos sólo deben realizarse bajo supervisión médica cualificada en una clínica de medicina general reconocida, y no sin supervisión, ya sea en locales comerciales de bronceado o en casa con camas solares domésticas.

Consejos para un uso razonable
– Siguiendo unas normas básicas, la utilización de cabinas de bronceado no debería ofrecer mayor riesgo que la misma exposición solar cuando esta se realiza en las condiciones adecuadas.
– Tiempo de exposición e intervalos entre las sesiones de bronceado –Un uso razonable de las camas solares incluye seguir los tiempos de exposición recomendados (que dependen del tipo de máquina) y hacer largas pausas entre las sesiones de bronceado. Normalmente, al menos 48 horas son necesarias entre las sesiones de bronceado para que ocurra la reparación del daño inducido al ADN por los rayos UV, en las células de la piel.
– Gafas ‐ Gafas con protección UV (como anteojos) se debe usar durante las sesiones de bronceado para proteger los ojos.
– Efecto de ciertos medicamentos y cosméticos ‐ Algunos medicamentos, por ejemplo, antidepresivos, antibióticos, psoralenos, antifúngicos, y antidiabéticos, así como algunos cosméticos, hacen la piel más fotosensible, y por tanto, reducen el tiempo necesario para que la piel se queme.
– En fototipos bajos (I y II) y siempre que se inicie la serie de sesiones, debería utilizarse fotoprotectores solares al igual que si se estuviera exponiendo al sol en forma natural
– Asegurarse de la calidad y estado de conservación y revisión de las lámparas en los centros de bronceado.
– Solicitar siempre consejo bien de los técnicos del centro, que deberían contar con capacitación oficial para ello, o bien por un médico.

Grupos de personas en la que no está indicado el uso de cabinas solares

– Las personas que tienen fototipos I y II;
– Los niños(es decir, menos de 18 años de edad);
– Las personas que tienen un gran número de nevos (lunares);
– Las personas que tienden a tener pecas;
– Las personas que tienen antecedentes de quemaduras infantiles frecuentes;
– Las personas que tienen lesiones en la piel pre‐malignas o malignas;
– Las personas que tienen la piel dañada por el sol;
– Los que están usando cosméticos. Éstos pueden aumentar su sensibilidad a los rayos UV, y las personas que toman medicamentos. En este caso, deberá consultar a su médico para determinar si el medicamento le hace sensible al UV.

Tomado y ampliado de la nota informativa nº 287de la Consejería de salud de la Región de Murcia

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