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Aumento de pechoMamoplastia

Prótesis de mama: mitos y realidades

Se han cumplido ya los cincuenta años desde que se realizaron los primeros implantes de mama tal como los conocemos, y esta intervención no ha dejado de ganar adeptos pero sin embargo continúa rodeada de mitos y leyendas.

Parte de estas leyendas, a veces historias para no dormir, vienen seguramente desde una fracción de público que mira con deseo o envidia como otras mujeres son capaces de dar el paso para mejorar su figura y disfrutar de ello.

Repasemos solo algunas de estas leyendas.

– Las prótesis se rompen en los aviones. Ningún cambio de presión puede hacer que un dispositivo de las características de las prótesis de gel puedan romperse.

– Quien lleva una prótesis se le nota a leguas. Falso. Si la prótesis está bien colocada y posee un tamaño adecuado, pasa absolutamente desapercibida incluso en una paciente desnuda.

– Las prótesis no son seguras. Absolutamente falso. Estos dispositivos están sujetos a rigurosos controles de calidad de altísimo nivel, y así lo avalan más de cincuenta años de uso. La historia recientemente conocida de una marca concreta (PYP), responde no a un problema de seguridad, sino a un fraude en su fabricación.

– Alteran la lactancia. También falso. Si se ha realizado un abordaje correcto: infra mamario o subareolar, la mama no sufre alteración en su función ni productiva de la leche ni en la capacidad de excretarla.

– Alteran las mamografías. La prótesis proyecta aún más a la mama hacia adelante con lo cual no interfiere para nada, es más, casi que colabora en la visibilidad de la mama en la realización de mamografías. Tampoco se rompen al realizar dicha prueba.

– Producen cáncer. En este tema se han realizado multitud de estudios buscando alguna posible relación sin que se haya encontrado datos concluyentes. Algunos datos por el contrario, afirman que la discreta atrofia mamaria que se produce por la distensión en la pared posterior de la glándula, disminuiría al menos en esta zona la posibilidad de cáncer mamario.

– Se cae el pecho más fácilmente. En condiciones normales, la glándula mamaria está sujeta íntimamente a la piel y se caerá en la medida en que la piel ceda y no pueda soportar su peso. Las prótesis mamarias añaden peso tal como si en la realidad se tratara de tejido glandular, es decir, se caerá lo mismo que si en vez de prótesis todo ese volumen se corresponda a glándula. Por tal motivo, nunca aconsejaremos volúmenes demasiado grandes y sobre todo cuando la calidad de la piel parezca no ser capaz de soportarlo.

– El mejor lugar para colocarlas es detrás del músculo. El mejor lugar es aquel en que este bien indicado. Algunas pacientes necesitan que sus prótesis sean colocadas retro pectoralmente debido a su delgadez, escaso volumen de glándula o mala calidad de piel. Pero habrá pacientes donde no se cumplan estas premisas y toleren perfectamente una vía supra pectoral que resulta bastante menos agresiva.

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