Si existe una prenda de vestir exclusivamente femenina, esta es el sujetador, ya que no tiene equivalencia alguna en el vestuario masculino.
Sin embargo, es asombroso como, a pesar de todo, continúa tras sus más de 100 años de existencia (el primer sostén se patentó en 1914, obra de Mary Phelps Jacops) siendo un gran desconocido a la hora de elegir el adecuado.
Escribo este post, inspirado en una paciente que me consultaba por dolor en los pechos y que al desvestirse para su exploración encontré como parte del polo inferior de la mama, asomaba por debajo de los aros en ambas copas y al retirar el sujetador, dos profundos surcos se marcaban en el lugar donde los aros habían estado presionando. Para más inri, toda la cinta del corpiño dejaba una huella contorneando el tórax en forma ascendente desde el pecho hacia las escápulas
Los estudios realizados indican que 7 de cada 10 mujeres utilizan una talla y una copa equivocadas de sujetador, y esto tiene sin lugar a dudas sus consecuencias médicas, ya que una gran parte de las consultas a profesionales de la salud sobre dolores mamarios pueden ser achacadas directamente a un uso inadecuado del sostén
Existe una gran confusión respecto al tallaje, copas, formas y modelos, que hacen que la inmensa mayoría de las mujeres se decanten al comprar uno de ellos solo por el atractivo estético, factor que es aprovechado por los fabricantes de lencería para hacer caja.
No obstante, el atractivo o la belleza del sujetador no debería estar reñido con su función: sujetar el pecho y mantenerlo en posición, protegiéndolo de movimientos, vibraciones y evitando su caída.
Es importante conocer que los pechos femeninos se sostienen anatómicamente exclusivamente por la piel, a través de unos ligamentos denominados de Cooper, que los unen a ella. Y aunque están situados sobre un músculo, el pectoral, las mamas no poseen ninguna musculatura, por lo que ningún ejercicio o actividad física deportiva será capaz de levantarlas.
Y una vez que se caen, la única solución es la cirugía. De aquí que sea tan importante la prevención de la caída del pecho mediante actitudes adecuadas y entre ellas un correcto sujetador.
En principio, la mujer debería hacer uso de un sujetador específico para cada actividad de su vida cotidiana: trabajar, hacer deporte, estar confortable en casa, vestir un traje de fiesta y por qué no, seducir. No se duda de la importancia del sujetador como prenda de seducción y existen sujetadores pensados no para poner, sino para quitar o ser quitados.
Esto implicaría la posesión de un buen número de sujetadores diferentes, lo cual, aunque es una inversión económica importante, a la larga es rentable en cuanto al ahorro de molestias y tratamientos estéticos quirúrgicos futuros. Pero todo esto sería inútil sin un buen conocimiento de la talla adecuada y sobre todo de una buena colocación, ya que este es el factor más frecuentemente encontrado en las consultas médicas cuando le pedimos a una paciente que se desvista: tirantes y contornos mal ajustados y aros inadecuados para el tamaño de la mama.
Unos tirantes mal ajustados pueden ser el origen de dolores cérvicodorsales, cefaleas, hundimientos sobre la piel de los hombros, y dolores irradiados a espalda, brazos y mano.
Los aros incorrectos, casi siempre por una copa más pequeña que la indicada, y el ajuste inadecuado, son causa de callosidades y pigmentaciones en la piel, así como de dolor por presión, necrosis grasa y formación de quistes, al tiempo que provoca disminución de la circulación sanguínea y linfática de la mama.
Elementos a cumplir por un buen sujetador
- Un buen sujetador debe proporcionar bienestar absoluto, por lo que debería adecuarse correctamente al tamaño del pecho y a la actividad en la que va a ser portado, cumpliendo las siguientes premisas:
- Debe acoplarse cómoda pero firmemente al pecho.
- El pecho debe caber dentro de la copa sin plegarse o quedar fuera de ella.
- Los aros, si los tiene, deben apoyarse sobre el tórax y no sobre la mama, lo cual es motivo de no pocos dolores.
- Los tirantes no deben “clavarse” en la piel de los hombros y debe evitarse la producción de rozaduras.
- La tensión del tirante debe ser tal, que el contorno del sujetador quede totalmente paralelo a la horizontal sin ascender por la espalda.
La talla y la copa del sujetador
Son los factores más importantes para un uso adecuado del sostén.
Habitualmente se determinan por un número (la talla) y una letra (la copa).
La talla se determina por la medida del contorno del tórax justo por debajo del pecho. Esta medida no entraña mayor confusión.
La copa es la medida en la que existen más equivocaciones. Se determina por la resta de la medida del contorno del pecho por encima de las mamas menos la medida del contorno del tórax.
A partir de aquí podemos encontrar que para el tallaje europeo:
La diferencia entre las dos medidas sea casi exactamente 15 cm. Esto corresponde a una copa B. A partir de aquí se talla de 3 en 3 centímetros hacia arriba o hacia abajo, es decir:
- Si la diferencia es de 12 cm o menos, corresponde a una talla A
- Si la diferencia es de 18 cm. corresponde a una talla C
- Si la diferencia es de 21 cm sería una talla D
- Y así sucesivamente.
El gran problema es que aunque algunas marcas ofrecen hasta la talla I (36 cm de diferencia), desgraciadamente esto no es lo habitual y la mujer debe adaptarse entre las tres o cuatro tallas más comercialmente fabricadas.
Lo que debe quedar muy claro, es que dos mujeres con la misma talla no tienen por qué tener necesariamente la misma copa y en ocasiones como la copa es la que debería primar a la hora de escoger un sujetador, pude requerirse de modificaciones sobre el contorno del mismo para lograr su acoplamiento adecuado.
Esto es muy frecuente tras cirugías de aumento de pecho, donde evidentemente a la paciente no se le ha modificado el contorno de tórax pero sí, y en ocasiones mucho, el contorno del pecho, con lo que debe adaptar todos sus sujetadores a esta nueva estructura.
Espero que este post sea de ayuda y compresión para tantas mujeres que utilizan sujetadores inadecuados y decirles que no obstante, antes de comprar un sujetador para la función que sea, deben probarlo y sentirlo, y comprobar que al menos se cumplan la mayoría de las premisas enunciadas anteriormente
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