Además de mejorar la salud y mantener el cuerpo ágil y flexible, también la piel se beneficia del ejercicio físico moderado, pero hay que saber prepararla y cuidarla tanto antes como después de la actividad.
Antes de iniciar el ejercicio:
– Limpiar bien la piel: Es importante una buena limpieza y quitar todo resto de maquillaje; por ejemplo la base y el colorete ensucian los poros y pueden aparecer puntos negros y acné.
– Fotoprotector: Si el ejercicio se realiza al aire libre es imprescindible su uso para evitar las manchas, pero no solo aplicarlo en el rostro, si no también en dorso de manos (las grandes olvidadas), cuello y escote. También el uso de gafas solares es importante si hay una radiación solar muy alta.
Después de realizar ejercicio físico:
– Nada más acabar es importante lavarse la cara con agua fresca para limpiar los restos de sudor y grasa, además calma la piel.
– Es mejor darse una ducha rápida para no deshidratar la piel. Es aconsejable enjabonar las zonas son más sudor y aclarar con agua tibia. Secarse bien todo el cuerpo insistiendo en los pliegues ya que son zonas naturalmente húmedas, si se mantienen con cierto grado de humedad se favorece la aparición de hongos y foliculitis.
– No se nos olvide aplicar leche corporal en todo el cuerpo.
– Los pies también merecen atención, usar el calzado adecuado para cada actividad, que sea cómodo y no oprima para evitar rozaduras y ampollas. Se aconseja realizar una buena exfoliación dos veces por semana para evitar durezas.
Estos son los principales beneficios sobre la piel que aporta el ejercicio físico:
1. La práctica regular de actividad física y ejercicio hace que aumente la circulación, por lo que favorece la llegada de oxígeno y los nutrientes a la piel, de forma que la renovación celular se activa ; pero también permite depurar de una forma más efectiva las toxinas evitando la oxidación celular, siempre que se haga de una forma moderada. Esto contribuye a dar el aspecto de piel más saludable.
En estos dos aspectos, la práctica excesiva de ejercicio, bien por mucha intensidad o bien por exceso de tiempo, provocan el efecto contrario, es muy oxidante y también pro-inflamatorio.
Como vemos la realización de ejercicio moderado no solo mejora la salud de nuestro cuerpo mejorando el metabolismo del colesterol o favoreciendo la acción de la insulina, sino que también tiene un efecto beneficioso para nuestra piel. Y si hacemos nuestro ejercicio al aire libre mucho mejor, hay contacto con la naturaleza que ayuda aún más a reducir los niveles de ansiedad y estrés a los que la vida actual nos tiene acostumbrados, así aumentaran aún más los niveles de serotonina y endorfinas. No se nos olvide que nuestra piel refleja nuestro estado de ánimo. Eso sí, practiquémoslo de una forma moderada para conseguir todos estos efectos beneficiosos.